LOS DOS CAMINOS
Pasar la vida aquí, allá,
es lo mismo en este mundo.
No hay lugar de preferencia
si uno se siente unido
a los seres que lo aprecian.
A propósito de estos seres
hablaré de una experiencia
que es sencilla de entender
porque sucede a quien nunca
logra su fe perder.
Paseando entre mis sueños
hallé ante mí dos caminos
que abiertos al infinito
exasperaban mi mente:
no supe cuál elegir.
Logré con muchos esfuerzos
disipar aquella duda
y regresando al lugar
abracé los dos senderos
con férrea intensidad.
Les dí alma, les dí sueños
y mi esperanza vencida
y el camino tomó forma
de seres buenos, con vida.
Como ves, no es difícil
comprender lo sucedido:
Tan sólo apliqué con fuerza
mi voluntad y confianza
y le di a los caminos
la forma de dos amigos
en quienes va mi esperanza.
©
Agustín Plaza |