LA DESPEDIDA
Creí en ella apasionado
su amor perdí... la adoraba.
Para siempre me marché
y en mi alma se truncó
la dicha tan anhelada.
Y aunque amor le rogué
ni siquiera la besé,
ni ella ofreció el cariño
que yo ansié en mi camino.
Todo era ya en vano
y entonces... no regresé.
©
Agustín Plaza |