OBSESIÓN
Una obsesión me condena.
Una obsesión me amortaja.
Es una fuerte cadena
de duro hierro y de plata.
Es un dolor desgarrante
que la carcome a mi vida
y le desecha a mis ojos
toda la dicha vivida.
Esa obsesión tan rebelde
me está destrozando el alma
es como un volcán terrible
que derrama hirviente lava.
No hay reflexión de mi parte
y voy a morir de pena.
Esa obsesión me deprime,
me castiga... me atormenta.
©
Agustín Plaza |